Mis queridos feligreses,
¡Feliz 95 Aniversario! ¡Qué logro importante para nuestra querida parroquia! Hoy nos reunimos para celebrar a nuestra patrona, Santa Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz: la Pequeña Flor. Agradecemos al arzobispo Wenski por permitirnos celebrar nuestra fiesta patronal este domingo. Esta celebración del 95 aniversario es importante porque nos pone en el camino hacia nuestra celebración del centenario en solo 5 cortos años. Durante el próximo año, revelaremos los planes pastorales y temporales en los que nuestro personal parroquial y nuestro Consejo Parroquial han estado trabajando durante bastante tiempo. Esperábamos revelar estos planes durante este mes, pero como con todas las cosas, la pandemia dejo de lado nuestra planificación mientras nos concentrábamos en manejar la parroquia a través de esta tormenta, por suerte, ahora moribunda que nos ha asediado durante más de 18 meses. Es hora de comenzar a poner eso en el espejo retrovisor y comenzar a mirar hacia el futuro y al tipo de legado que queremos dejar para el futuro de la Iglesia de Santa Teresa.
Todo comienza con la adopción espiritual del “pequeño camino” de Santa Teresa. Explicamos este camino espiritual la semana pasada en el boletín, pero profundicemos más porque es un recordatorio para nosotros de que no necesitamos hacer grandes cosas para lograr la santidad, sino que es en las cosas pequeñas, los pequeños actos de bondad y caridad que comenzamos a conquistar almas para Cristo que fue algo tan importante para esta joven santa. Cuando San Juan Pablo II proclamó a Teresa doctora de la Iglesia en 1997, dijo: “La senda que recorrió para llegar a este ideal de vida no fue la de las grandes empresas, reservadas a unos pocos, sino una senda que está al alcance de todos, el “caminito”, un camino de confianza y de abandono total a la gracia del Señor. No se ha de subestimar este camino, como si fuese menos exigente. En realidad, es exigente, como lo es siempre el Evangelio. Pero es un camino impregnado del sentido de confiado abandono a la misericordia divina, que hace ligero incluso el compromiso espiritual más riguroso” (Homilía 10/19/97) “.
¡Auto abandono total! Todo comienza ahí. Debemos concentrarnos no tanto en lo que “yo” necesito, sino más bien en lo que el “otro” necesita. ¿Cómo puedo servir a mi prójimo, concentrarme en mi prójimo y amar a mi prójimo sin preocuparme de cómo eso me afecta? Es por eso por lo que miramos a nuestra patrona para que ella pueda enseñarnos este “pequeño camino”. ¡Total auto abandono a Dios y al prójimo! Eso es lo que nos enseña con su corta, pero bien vivida vida. Y en la eternidad, ella deseaba “pasar su cielo haciendo el bien en la tierra”. Hemos visto todo el bien que ella ha hecho intercediendo por nuestra parroquia durante más de 95 años.
Hoy comenzamos la jornada hacia nuestra Celebración del Centenario que se celebrará en octubre del 2026. Durante los próximos cinco años, perfeccionemos nuestra práctica del “pequeño camino” de Teresa. Anhelaba ser misionera a pesar de que era monja de clausura. Debemos asumir su espíritu misionero mientras miramos hacia nuestro 100 aniversario y más allá. Esforcémonos por ser una parroquia abierta a todos, que abarque a todos y que ame a todos poniendo las necesidades de los demás en primer lugar, y que salga de su zona de confort para ser verdaderos misioneros para difundir la verdad del evangelio no solo con nuestras palabras sino, lo que es más importante, con nuestras acciones. ¡Qué bendición tener una patrona tan extraordinaria!
Gracias Señor, por darnos tal ejemplo en esta joven santa. Gracias Señor, por traernos a este momento importante en la vida de nuestra parroquia. Guía nuestros pasos en el “pequeño camino” de tu Pequeña Flor.
¡Santa Teresa, ruega por nosotros!