Mis Queridos Amigos,
Hoy celebramos el regalo de nuestras madres. ¿Qué es más precioso que una madre? Tan precioso que incluso Nuestro
Señor eligió una cuando eligió a la Santísima Virgen Maria. Durante este mes en el que honramos a Maria nuestra Madre, también honramos a todas las madres. Su sacrificio, su amor, su consuelo y su presencia tranquilizadora siempre nos hacen sentir amados.
A principios de este mes, cuando estaba predicando a los niños de la escuela sobre el mes de Maria, les ilustre cuanto
Maria nos ama y nos protege al usar esta analogía: imagínense todas las veces como niños que nos lastimamos al andar en
bicicleta o practicar un deporte., y todo lo que queríamos en ese momento era el abrazo de nuestra madre porque nos recordaba que todo seria mejor.
Este día también recordamos a todas nuestras madres que han sido llamadas al cielo. Como cristianos, vemos más allá de la muerte y sentimos su abrazo cálido desde el cielo. Este día es agridulce para muchos que han perdido a una madre, pero pueden estar seguros de que estamos orando por el descanso de sus almas durante nuestra Novena anual de misas del Dia de la Madre. El regalo de una madre transciende la muerte misma. Recordamos todos los consejos sabios que nos dieron y todas las veces que nos abrazaron cuando estábamos lastimados. Sus oraciones desde el cielo ahora nos animan, ¿porque que madre podría olvidar a su hijo?
También honramos a las futuras madres. Siempre me apresuro a señalar que no se convierten en madres cuando nace su hijo, sino en el momento en que fue concebido. Vemos en nuestras madres embarazadas la esperanza de una vida nueva. La Virgen Maria comparte una comunión intima con ellas porque durante nueve meses llevo al Salvador del Mundo en lo que la Madre Teresa llamo “la comunión mas larga del mundo”.
También les pido que recen en este día por todas aquellas que anhelan ser madres y por todas las madres que han perdido un hijo durante el embarazo. Nuestra comunidad siempre ha hecho un trabajo tan hermoso al abrazar a estas madres en su dolor. Lloramos con ellas y rezamos con ellas para que algún día puedan ver el fruto de su vientre. Dios, en su Divina Sabiduría, tiene un plan para cada una de ellas. Con nuestros ojos firmemente fijos en la eternidad estas madres anhelan estar con sus hijos para siempre en el cielo.
Cada una de estas madres con mucho gusto daría la vida por sus hijos, por eso quiero invocar las oraciones de Santa Gianna Molla en este día y su virtud heroica. Ella era una pediatra católica en Italia a mediados del siglo XX, y dejare que Catholic Online tome su historia a partir de ahí:
En 1961, Gianna quedo embarazada de su cuarto hijo. Hacia el final de su segundo mes de embarazo, Gianna sufrió un dolor inimaginable. Sus médicos descubrieron que había desarrollado un fibroma en el útero, lo que significa que llevaba un bebe y un tumor. Después del examen, los médicos le dieron tres opciones: un aborto, que le salvaría la vida y le permitiría seguir teniendo hijos, pero le quitaria la vida al niño que llevaba; una histerectomía completa, que le preservaría su vida, pero le quitaría la vida al feto y evitaría un embarazo en el futuro; o extirpar solo el fibroma con el potencial de complicaciones adicionales, que podrían salvar la vida de su bebe.
La enseñanza católica afirma lo que afirman la ciencia médica, la Ley Natural, la Biblia y la tradición Cristiana inquebrantable, que el niño en el útero tiene un derecho humano fundamental a la vida. Queriendo conservar la vida de su hijo, Gianna opto por la eliminación solamente del fibroma. De hecho, estaba dispuesta a dar su propia vida para salvar la vida de su hijo. Gianna le rogo a los doctores que salvaran la vida del bebe por encima de la de ella. Ella busco consuelo en sus oraciones y su fe viva. La vida del niño fue salvada, por lo cual Gianna agradeció al Señor. Después de la operación, las complicaciones continuaron durante su embarazo, pero Gianna paso el resto de su embarazo con una fuerza incomparable y una dedicación insistente para sus tareas como madre y doctora. Unos días antes de que naciera el bebe, Gianna rezo para que el Señor le quitara cualquier dolor que pudiera tener el bebe. Reconoció que podría perder la vida durante el parto, pero ella estaba lista. Gianna fue muy clara acerca de sus deseos expresando a su familia: “Si tienen que decidir entre el niño y yo, no lo duden: elijan al niño. Yo insisto en ello. Salven al bebe”.
El 21 de abril del 1962, Gianna Emanuela Molla nació con mucho éxito por cesárea. Los médicos probaron muchos tratamientos y procedimientos diferentes para garantizar que se salvaran ambas vidas. Sin embargo, el 28 de abril del 1962, una semana después del nacimiento del bebe, Gianna falleció . . .
Gianna fue beatificada por el Papa Juan Pablo 11 el 24 de abril del 1994 y canonizada oficialmente como santa el 16 de mayo del 2004. Su esposo y sus hijos, incluyendo a Gianna Emanuela, asistieron a su ceremonia de canonización, por lo que fue la primera vez que un esposo fue testigo de la canonización de su esposa. . . Durante la ceremonia de canonización de Gianna, Juan Pablo 11 la describió “una simple, pero más que nunca, mensajera significativa del amor divino.”
Santa Gianna, reza por nuestras madres.
Que Dios los bendiga a todos,