2 de Noviembre – Todos los Santos / Todos los Fieles Difuntos

Mis Queridos Amigos,

“Que alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor” (Salmo 122:1).

Este era el himno que los peregrinos judíos cantaban en tiempos del Antiguo Testamento durante sus peregrinaciones a Jerusalén. Hoy, nos unimos a ese antiguo himno al regresar a nuestra iglesia por primera vez en cinco meses para participar en lo más importante que hacemos como parroquia: la celebración de la Misa dominical. Ha sido un largo verano exiliados de este lugar sagrado, y me llena de alegría poder compartir todo el trabajo realizado para reparar, restaurar y embellecer nuestra iglesia en los últimos cinco meses.

Hace unas semanas, los exhorté a todos a preparar el templo de sus corazones para este día, de la misma manera que preparábamos este templo físico. Entramos hoy en esta magnífica iglesia como un pueblo peregrino, siempre en busca de lo Divino, con el anhelo de caminar hacia Dios. Ruego que todo lo realizado en la iglesia eleve sus sentidos para que puedan encontrarse con el Dios vivo en la Sagrada Eucaristía.

Nuestro equipo parroquial ha preparado una explicación detallada de las obras realizadas durante el verano. Algunas son evidentes; la mayoría son más sutiles. Pero lo que no ha cambiado es que el centro y la esencia de esta iglesia sigue siendo nuestro altar de sacrificio, donde sus sacerdotes ofrecen la Misa al menos tres veces al día en ese glorioso y consagrado altar de mármol, digno de nuestro Señor.

Gracias a todos por su generosidad al comprometerse a la Campaña del Centenario y contribuir a ella, lo que hizo posible todo esto. Les pedimos que continúen enviando sus donaciones, ya que aún hay muchas facturas por pagar. Además, hay más trabajo por hacer mientras seguimos celebrando la liturgia en la iglesia. Se sigue preparando el balcón para la llegada de nuestro órgano en febrero. Este trabajo se realizará entre semana, cuando no haya Misa. Esto requerirá que cerremos la iglesia para la oración personal de 8:45 a. m. a 5:00 p. m. de lunes a viernes en los próximos meses, pero podemos ir a rezar en la capilla de adoración. También tenemos que ultimar otros detalles, como la renovación de nuestro cuarto confesionario, a la derecha de la iglesia, que no se pudo realizar este verano y que urge.

Pero, de nuevo, lo más importante: ¡el día que todos hemos anhelado por fin ha llegado! ¡Volvemos a entrar en la casa del Señor! Este lugar santo, consagrado en 1951 al culto divino, que se eleva majestuosamente hasta los cielos en este rincón del Reino de Dios. Donde muchos de ustedes fueron bautizados, recibieron la Primera Comunión, la Confirmación, se casaron, donde fueron absueltos y donde tienen un encuentro con la Presencia Real de Jesucristo en cuerpo, alma y divinidad cada vez que se arrodillan ante el sagrario y ofrecen el sacrificio durante la celebración de la Eucaristía. ¡Amigos, al fin, estamos en casa!

Que Dios los bendiga a todos,

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