Del Escritorio del Párroco
  • 4 de Mayo – III Domingo de Pascua

    Mis Queridos Amigos,

    Hoy comenzamos una semana crucial en la vida de nuestra Iglesia. El miércoles 7 de mayo, el Colegio Cardenalicio entra en Cónclave para elegir a nuestro próximo Papa. Este debería ser un momento de intensa oración para todos nosotros, implorando al Espíritu Santo que ilumine la mente de los príncipes de la Iglesia para elegir a un santo pastor que sea el próximo Sucesor de San Pedro.

    Entonces, ¿cómo debemos, como pueblo creyente, afrontar esta semana llena de tanta especulación y frenesí de la prensa y medios sociales? Ya lo mencioné: con oración. Los cardenales cuentan con nuestras oraciones y, de hecho, una semana antes de entrar en Cónclave, publicaron esta declaración instándonos a orar:

    El Colegio de los cardenales reunidos en Roma, que están participando en las congregaciones generales para la preparación del cónclave, desea invitar al Pueblo de Dios a vivir este acontecimiento eclesial como un momento de gracia y de discernimiento espiritual, a la escucha de la voluntad de Dios.

    Por esta razón los cardenales, conscientes de la responsabilidad a la que están llamados, perciben la necesidad de ser sostenidos por la oración de todos los fieles. Esta es la verdadera fuerza que en la Iglesia favorece la unidad de todos los miembros en el único Cuerpo de Cristo (cf. 1 Co 12,12).

    Ante la grandeza de la tarea inminente y a las urgencias de los tiempos presentes, es necesario en primer lugar hacerse instrumentos humildes de la infinita sabiduría y providencia del Padre celestial, en la docilidad a la acción del Espíritu Santo. Él es, en efecto, el protagonista de la vida del Pueblo de Dios, es a Él a quien debemos escuchar, acogiendo lo que dice a la Iglesia (cf. Ap 3,6).

    Que la Virgen María acompañe nuestra invocación unánime con su materna intercesión.

    Esta declaración es una humilde súplica para estos pastores, encargados de la solemne responsabilidad de invocar al Espíritu Santo en su nombre. Oren al Espíritu Santo esta semana. Oremos para que el viento impetuoso que sopló sobre los apóstoles en Pentecostés también sople sobre los cardenales de nuestra Iglesia.

    Y si me permiten terminar añadiendo algunas sugerencias pastorales: las deliberaciones que se han llevado a cabo durante la última semana y hasta el miércoles han sido secretas, al igual que los detalles de la elección papal una vez que se inicie el cónclave. Cualquier especulación de los medios de comunicación, ya sean seculares o católicos, es solo eso, especulación. Por supuesto, lean sobre la vida de estos hombres, oren por ellos, y es propio de la naturaleza humana tener un “favorito”, por así decirlo. Pero alimentar rumores y especulaciones no es una actitud espiritual saludable esta semana. Al final, como hice la semana pasada en el Domingo de la Divina Misericordia, miré las palabras inscritas al pie de esa imagen y dije simplemente: “Jesús, en vos confío.”

    Entramos en esta semana con plena confianza en nuestro Divino Pastor, que nos envíe un pastor bueno y santo para guiar a la Iglesia Universal. Es providencial que este proceso se lleve a cabo durante este mes de María que es la Madre de la Iglesia. Que ella proteja e interceda por estos hombres buenos. Sumérjanse en la oración. Que el Espíritu Santo guíe a nuestros cardenales al entrar en cónclave, y que el Espíritu Santo nos guíe en nuestras oraciones por nuestro próximo papa.

    ¡Ven, Espíritu Santo, ven!

    Dios los bendiga a todos,


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