Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Mientras continuamos celebrando la alegría de la Navidad, encomendamos a las familias de nuestra parroquia y de la escuela a la Sagrada Familia porque, como hemos dicho a menudo, la familia es el núcleo de la sociedad y de nuestra Iglesia. Sin embargo, sabemos que nuestras familias están en crisis, atacadas por todas partes por el materialismo y el relativismo y una redefinición de lo que realmente es la familia.
Les ofrecería la figura de San José como el gran intercesor de todas nuestras familias. En la solemnidad de la Inmaculada Concepción hace unas semanas, el Papa Francisco proclamó un “Año de San José”. En la carta apostólica Patris Corde que publicó ese día, el Santo Padre dio una hermosa reflexión sobre San José, y recomiendo encarecidamente leer esta breve carta para mejorar vuestra vida espiritual. Animo a los padres a leerlo juntos al procurar ser esposos y esposas, madres y padres, más santos.
Hay un desmantelamiento de la familia, si se quiere, teniendo lugar en nuestra sociedad. Se debe conservar lo sagrado de la familia y cómo Dios la creó, teniendo como modelo a la Sagrada Familia. Usando a San José como nuestro guía y gran intercesor, encomendamos a nuestras familias a su cuidado paterno e intercesión especialmente durante estos tiempos inciertos. Es natural temer por nuestras familias cuando nuestros hijos están siendo constantemente agredidos por el materialismo, y llamémoslo como es, representaciones francamente malvadas de la familia. El Papa Francisco escribe para calmar nuestros temores no sólo por nuestras familias, sino por los temores que tenemos como resultado de esta pandemia: “Incluso a través de los temores de José, la voluntad de Dios, su historia y su plan estaban funcionando. José, entonces, nos enseña que la fe en Dios incluye creer que puede obrar aun a través de nuestros temores, nuestras flaquezas y nuestras debilidades. También nos enseña que, en medio de las tempestades de la vida, nunca debemos tener miedo de dejar que el Señor dirija nuestro curso. A veces, queremos tener el control total, pero Dios siempre ve el panorama general (PC 2)”.
Jesús. María. José. Nos encomendamos a la Sagrada Familia en este día, y los invito a llevar a su familia después de la Misa a la escena de la Natividad en nuestra iglesia o en nuestro césped y a encomendar a su familia al cuidado de la Sagrada Familia. La familia es sagrada. Nuestras familias están llamadas a ser santas. Que sigamos el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret para que podamos ser modelos de santidad familiar para el mundo entero.
Que Dios los bendiga a todos,