Mis queridos amigos,
La tradición católica de ofrecer Misas por nuestros seres queridos particularmente los que han fallecido se puede trazar a los inicios de la Iglesia Católica. En la Eucaristía nosotros nos unimos de una manera única con los fieles difuntos y con la comunión de los santos. ¿Por qué ofrecemos Misas por nuestros seres queridos? Miremos al Catecismo de la Iglesia Católica: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación eterna, después de su muerte [pasan por] una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo (1030).” Nuestras oraciones los ayudan a alcanzar las glorias del cielo y la oración perfecta es la Santa Misa. El Papa Leo XIII nos recordó muy bien hace un siglo que, si nuestros seres queridos ya han alcanzado la recompensa eterna, ellos rezan por nosotros durante la Misa en un “intercambio mutuo” de oración.
Orando por los fieles difuntos es una de las obras de misericordia. Recuerdo que no hace mucho, una parroquiana anciana vino a la oficina a separar unas Misas por sus padres fallecidos y la pobre estaba preocupada si sus hijos iban a ofrecer Misas después de su muerte. Es un deber. Por eso una señora astuta que yo visitaba cuando se estaba muriendo en otra parroquia había separado un dinero específicamente para que se ofreciera Misas por su alma al fallecer. Cuando recibí ese cheque al fallecer ella, abrí el libro de intenciones solemnemente y separé las Misas por su descanso eterno. Es un acto solemne. Es verdaderamente un acto de misericordia.
El ofrecimiento de Misas es también parte de nuestra tradición ya que pueden ser ofrecidas en acción de gracias, por la salud de un ser querido y por intenciones especiales. Para los sacerdotes de nuestra parroquia y para mí es un honor y un deber ofrecer estas intenciones durante el sacrificio de la Misa como parte de nuestro ministerio sacerdotal. Somos bendecidos en esta parroquia porque ofrecemos muchas intenciones semanalmente durante nuestras Misas diarias y dominicales que son reservadas por nuestros fieles. Nuestra empleomanía hace un trabajo ejemplar en la oficina parroquial organizando las intenciones de las Misas con el cuidado sagrado que merecen.
Ya que esta semana comenzamos el mes de noviembre dedicado a los fieles difuntos, este jueves, 2 de noviembre, se abrirá el libro de intenciones para el 2024. Pasen por la oficina para separar los cumpleaños y aniversarios de seres queridos vivos y difuntos. El ofrecer la Misa es un acto sagrado que merece nuestra atención y cuidado. Acuérdense siempre que el sacerdote, aún si no dice el nombre del difunto o de la intención, sí está ofreciendo la Misa por esa intención durante el santo sacrificio. Es algo que como sacerdotes tomamos muy en serio porque estamos obligados por la ley canónica y ustedes han dado un estipendio para que esa intención se aplique a la Misa. Agradecemos su cooperación en este proceso tan sagrado y delicado en que, en comunidad, elevamos los ojos al cielo para rezar por nuestros seres queridos en la gran celebración de la Santa Misa.
Que Dios los bendiga a todos,