31 de Marzo – Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Mis Queridos Amigos,

¡FELICES PASCUAS! ¡CRISTO HA RESUCITADO!

Este es el grito de guerra del cristiano. Este es el misterio central de nuestra fe. San Pablo lo dice muy claramente en su primera carta a los Corintios:

“…si Cristo no ha resucitado, vacía es también nuestra predicación; vacío es también vuestra fe (1 Co 15,14)”. Nos reunimos hoy para celebrar el acontecimiento más grande de la historia de la humanidad. San Agustín dijo: “La resurrección de Cristo es la obra suprema y totalmente maravillosa de Dios”.

La misma litúrgica reconoce que estamos abrumados por la alegría pascual. El pecado y la muerte ya no tienen ningún poder sobre nosotros debido a la gran victoria de Cristo, y él nos ha hecho partícipes de esta gloriosa victoria. Durante cuarenta días hemos estado pasando por las disciplinas de la Cuaresma para morir a nosotros mismos para que podamos resucitar a una nueva vida con Jesús. La tumba no podía contener a nuestro Señor, y nada en esta tierra puede contener el gozo que sentimos en este día. Durante cuarenta días, también hemos mantenido oculto el canto de un pueblo pascual: ¡Aleluya! A través del desierto de la Cuaresma, esperábamos este grito de Aleluya. San Juan Pablo II dijo una vez:

No pretendemos afirmar que todo en la vida sea bueno y bello. Somos conscientes de la existencia de la oscuridad y del pecado, de la pobreza y del sufrimiento. Pero sabemos que Jesús ha vencido al pecado, pasando a través de su propio sufrimiento a la gloria de la Resurrección. Y nosotros vivimos a la luz de su Misterio Pascual: el misterio de su muerte y resurrección. “Somos un pueblo de Resurrección y el aleluya es nuestra canción”. No buscamos una alegría superficial, sino una alegría que brota de la fe, que crece a través de la autodonación amorosa, que anima a la realización del “deber primordial de amar al prójimo, sin el cual sería poco oportuno hablar de alegría” (Pablo VI, Gaudete in Domino, I). Sabemos muy bien que la alegría es exigente, requiere generosidad; requiere disponibilidad absoluta para decir con María: “Hágase en mi según tu palabra” (Lucas 1, 38). 

Esta alegría que experimentamos hoy no es breve. Es el gozo que Cristo desea darnos, y en el que quiere que permanezcamos. Como decía san Juan Pablo II, la alegría puede ser exigente porque requiere altruismo, una entrega total de nosotros mismos a los demás. Esto es lo que nos enseña Cristo resucitado. Hay gozo en el amor a Dios y en el amor al prójimo. Dediquemos nuestra Pascua haciendo el bien y, como María, atentos a la voluntad de nuestro Padre celestial.

Hoy también estamos experimentando una alegría comunitaria como parroquia, ya que durante la Vigilia Pascual dimos la bienvenida a 10 nuevos miembros al Cuerpo de Cristo. Tuve el honor de bautizar a 10 catecúmenos que ahora son neófitos en nuestra fe. El más joven tiene 13 años y el mayor 61. Provienen de Cuba, Brasil y uno nació en Vladivostok, Rusia. Los nacidos en este país vienen de aquí mismo en Florida, y también de Nuevo México y Nueva Jersey. Les pido que por favor oren por ellos mientras abrazan la fe católica y están encendidos y listos para proclamar el evangelio de Cristo Resucitado al mundo.

A los que nos visitan hoy por el Domingo de Pascua, la Iglesia de Little Flower les doy la bienvenida. No importa de dónde vengas, oramos para que te sientas como en casa en nuestra iglesia mientras te unes a nosotros en la celebración de la Resurrección. Y a nuestros feligreses, gracias por las oraciones que ofrecieron por sus sacerdotes durante la pasada Semana Santa. Sí, estamos cansados, pero nuestros corazones están llenos de alegría por todas las numerosas confesiones que escuchamos y las almas que trajimos de regreso a casa con nuestro Señor. En nombre de todos los sacerdotes y diáconos, nuestras queridas hermanas carmelitas y el increíble personal y ministros de Little Flower, ¡les deseamos a todos un feliz y bendecido Domingo de Pascua! “¡Jesucristo ha resucitado! ¡Ha resucitado verdaderamente!”

Que Dios los bendiga a todos,

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