9 de Octubre – XXVIII Domingo en el Tiempo Ordinario

Mis Queridos Amigos,

“La semana pasada, les pregunté a los niños de la misa de las 9:00 am, “¿cuál es una forma en que podemos aumentar nuestra fe?” Uno de los niños dijo: “rezar más”, mientras que otro dijo: “venir a misa”, y luego un niño dijo: “¡rezar el rosario!” Poco sabía este joven que ya yo tenía mi rosario en la mano para usarlo como un ejemplo de cómo aumentar nuestra fe al igual que los discípulos le preguntaron a Jesús lo que hacer en el evangelio de la semana pasada. 

Octubre es el mes del Rosario. El rosario es un arma espiritual tan poderosa que los demonios tiemblan cuando lo tomamos y comenzamos a orar. Una de las cosas que enfaticé a los niños la semana pasada y a todos los padres presentes fue que rezar el rosario en familia es una de las cosas más poderosas y profundas que podemos hacer en nuestros hogares. Muchos de nosotros recordamos rezar el rosario cuando éramos niños con nuestros padres y hermanos. Ahora más que nunca, la Iglesia necesita un ejército de familias rezando el rosario juntas. 

Este mes se cumplen 20 años desde que San Juan Pablo II escribió su Carta Apostólica sobre el rosario, Rosarium Virginis Mariae, y nos regaló los Misterios Luminosos. En esta carta, explicó la importancia de que las familias tomen el rosario: 

… la familia, célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad. En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual. (6) 

Además de oración por la paz, el Rosario es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia. Antes esta oración era apreciada particularmente por las familias cristianas, y ciertamente favorecía su comunión. Conviene no descuidar esta preciosa herencia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria… 

La familia que reza unida, permanece unida. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. (41) 

RVM, 41

  Estas palabras escritas por este santo Papa hace dos décadas todavía tienen el mismo peso hoy en día. Nuestra sociedad se está esforzando mucho por destruir a la familia, ¡pero tenemos el antídoto! Orar juntos, rezar el Santo Rosario juntos, en nuestros hogares es la manera más efectiva de mantener los ojos de nuestros hijos firmemente fijos en Jesús y María. Tómense el tiempo con sus familias este mes para sentarse y rezar el rosario. Tal vez rezar las cinco décadas puede ser demasiado para los más pequeños. Oren una década. Luego, lentamente, comiencen a ir a dos décadas y así sucesivamente. Expliquen cada misterio a sus hijos. Que queden atrapados en la maravilla de los misterios de la vida de Jesús. Hay tantas maneras creativas en las que podemos tomar el rosario como una familia sin importar cuán pequeños sean los niños. Rezo para que durante este mes de octubre todas nuestras familias comiencen lentamente a construir este “ejército de oración” con el Santo Rosario como nuestra arma espiritual para vencer los males de este mundo y guiarnos a todos a Jesús.

Que Dios los bendiga a todos,

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